miércoles, 20 de julio de 2011

MIERCOLES.

El esperado y agotador día de la marcha. A pesar de que el cansancio empieza a colarse en los sacos de los acampados, tras varias remolonerías todos en pie, y a preparar la mochila, más ampliamente de lo normal, para afrontar el duro día. Tras cojer lo indispensable, como agua, comida, y algun que otro palo que fueron recojiendo por el camino, emprendimos la marcha, que se alargo algo más de un par de horas, y en la que todos, como si se tratara de un equipo de rugby, llegaron como si huebieran estado paseando por la playa. Tras una copiosa comida con su debido y merecido descanso, llego el tiempo para volver y entretenerse en el tiempo diario de piscina, ya que hoy, el frío dió una tregua. Agotados y tras una sabrosa cena, la velada finiquito uno de los días más agotadores de los que llevamos de campamento. Ahora, como siempre a estas horas, las literas se ocupan de sueños, con unas cuantas horas para cumplirse.


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